Encrucijada (+30)
La Semana Santa, una de esas tradiciones que con el devenir
de los años ha cambiado desde su origen a lo que hoy en día podemos observar
por las calles de nuestras ciudades y pueblos.
Hay que recordar que el origen de la Semana Santa cristiana
es la Pascua Judía, en la se conmemora la salida de Egipto de los hebreos y que
la Sagrada Cena, que celebró Jesús con sus discípulos, es parte de esa tradición.
Como, en cierto modo, lo son las procesiones que discurren hoy en día por las
calles. La manera en que la iglesia hacia llegar al pueblo su doctrina era
mediante imágenes, en una época en la que el conocimiento y la capacidad para
la lectura eran patrimonio de muy pocos. Dichas imágenes representaban los
hechos que acaecieron en Jerusalén en aquellos días, desde la entrada de Jesús
en la ciudad para reunirse con los suyos y celebrar la Pascua, pasando por la
cena, el prendimiento y las demás escenas que conocemos.
De ese intento de transmitir al pueblo uno de los pilares
del Cristianismo, como es la resurrección, a la forma en que se vive hoy la
Semana Santa, existe un abismo descomunal. Efectivamente aquellos que no se
consideran cristianos, o cuya fe está lejos de la vida cotidiana, son unas
vacaciones más en medio del calendario o una demostración cultural peculiar.
Para los fieles cristianos, es la representación de una de las bases de sus
creencias, un momento especial para acercarse a Dios. Para los devotos de ciertas imágenes es el
momento de exhibir públicamente su devoción, en algunos casos, más allá de la
intensidad de su fe religiosa. En todos los casos no deja de ser una tradición
que cada cual vive de acuerdo a su forma de ser, cultura o creencias y que
tiene distintas formas de expresarse en función de lugar en que se encuentre.
Dichas expresiones varían desde la austeridad de las procesiones Castellano-Leonesas,
al estruendo de las tamborradas Vascas o Aragonesas, al quejido de las saetas
Andaluzas, ..., que cada cual ve como tradición o folclore en base a su propia
ideología o carácter.
Para alguien que ha tenido la posibilidad de viajar dentro y
fuera de nuestras fronteras, la Semana Santa es una tradición, que en ciertos
lugares se vive con toques de folclore, y que ve como la manera que tienen en
Polonia o Grecia de centrar la celebración de estos días en la Resurrección de
Cristo, en lugar de en su pasión y muerte, es mucho más inspiradora y próxima al
mensaje que realmente se debería transmitir, que cualquier procesión que haya
en la calle estos días, aunque no renuncio a ellas como parte de mi cultura y
tradiciones.
Xristos Anesth