Estos días los medios de comunicación se han llenado de noticias y comentarios sobre las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla y los sistemas que se están colocando para evitar que cientos de inmigrantes entren en nuestro país por las mismas. Si bien es demoledor conocer esta clase de sistemas de "contención", mas demoledor es saber que diariamente muchas personas se juegan la vida huyendo de la situación que viven en sus lugares de origen, en busca de una promesa de "vida mejor".
Y lo peor del caso es que muchas veces se queda simplemente en eso, una promesa. Los hay que mueren por el camino, los hay que una vez cruzada la frontera del pais en el que esperan empezar su nueva vida, son nuevamente devueltos a su lugar de origen. Tambien los hay que una vez alcanzado su objetivo de llegar a "un pais desarrollado" son explotados por mafias, o se ven arrastrados a una vida de miseria y pobreza aún peor que la que vivian en sus lugares de origen, pues allí al menos podían estar con sus familias y aquí se ven solos, abandonados a su suerte, durmiendo en la calle o en edificios abandonados en el mejor de los casos.
El problema no es que haya inmigración ilegal, el problema realmente reside en las grandísimas y gravísimas desigualdades que existen en este mundo, que entre todos hemos creado, y que llevan a muchos a desear tener una infima parte de lo que otros apenas valoramos.
